Son tantos los reflejos, brillos y dilataciones que has recogido.
Las marcas bronceadas de haces quemantes que guardas.
Colecciones infinitas, algunas con poca o mucha luz que juntaste en tanto tiempo.
Me quieres presumir los negros fondos que has robado.
Con gracia inútil también te han regalado.
Esos ojos tuyos se han alimentado.
Y aun no sacian tanta rabia que buscas desatar.
Para encontrar los exactos requerirás una vida, no serán suficientes para sanar esa herida.
Conquistando a tan elocuentes contadores de mil salidas.
Exquisitos soldadores de amalgamas iridiadas.
Los fulgores de lava hirviendo derritiendo tus entrañas.
Un flujo de mil colores que no quieres que se salga.
Anduviste tantos años sin querer dar medio arco.
El breve espacio que estalla al rozarte siempre es falso.
Bestias soltaste al mirarme que engulleron mis canales.
Que llevan vida al espacio que palpita a cada sorbo.
Extrayendo savia dulce sin los cangrejos azules.
Estas sentada.
Sin decir una palabra.
Prefieres herir dos veces atravesar con tu espada.
Miradas que chocan fuerte despedazando infractores.
Te he visto reír mil veces sin sentir los colores.
Gustas rodar con fuerza por los cilios mas frescos.
Haces de luz que importa.
Fuerzas de Feur que no ves.
Invitas un sábado cualquiera a recorrer las mangostas.
Lagartos en piedra hirviendo que probaran tu talento.
